Cuarto de invitados
José Mercé, cantante
“Hay músicas que en vez de fusión son infusión de manzanilla”
Por Esther Peñas
02/02/2015
Con cuarenta y nueve temas en un triple disco, la colaboración de incontestables (Tomatito, Diego 'El Morao', Moraíto, Juan, Luis Pepe Habichuela o Vicente Amigo, entre otros) y el propósito de volver a los orígenes. Así celebra sus ‘cuarenta años de cante’ José Mercé (Jerez de la Frontera, 1955), un tipo al que no se le desgasta nunca la sonrisa y que atiende bien a esa sentencia de Rancapino, otro cantaor, de que “el flamenco se hace con faltas de ortografía". La Medalla de Andalucía (2010), el premio Embajador de Andalucía (2012) o el reconocimiento de 'Masters of Mediterranean Music' (2014) por parte de la Universidad de Berklee Collage of Music, son algunas de sus credenciales. Pero ninguna a la altura del eco de su voz.
Su estado de ánimo, ¿canta por seguiriyas, tarantos, malagueñas, bulerías, martinetes, fandangos..?
Se parece más a una bulería, estoy contento, alegre y feliz. Estoy muy positivo, pensando este 2015 con muchísimas ganas de hacer cosas bonitas.
Supongo que ni siquiera en un triple disco caben cuarenta años...
No, la verdad que no... pero es un poquito mentira eso de de los cuarenta años, ¡llevo más! Pero bueno, han metido quizás los temas más representativos, los que más les han gustado, los que al público más emocionan, los más escuchados, los más vendidos... aunque a mí, personalmente, me falta alguno...
¿Por ejemplo?
El primer garrotín o el primer fandango que grabé con trece años, cuando llegué a Madrid. Me hubiera gustado que estuviesen en esta antología.
¿Se reconoce cuando escucha 'Cultura Jonda 14, Bandera de Andalucía', su primer disco, editado en 1968?
Ya ves que si me reconozco... fue un disco muy bonito, con letras de Caballero Bonald. Fue una época muy hermosa, teníamos ganas de todo, España se estaba abriendo, la gente joven miraba hacia delante... es un disco al que le tengo un gran cariño.
¿Es difícil guardar el equilibrio entre la tradición y la vanguardia?
No es difícil, lo que hay que saber es dónde está la tradición, la base y raíz del flamenco, y a partirde ahí hacer lo que te apetezca y lo que sientas que tienes que hacer, siempre respetando las raíces del flamenco. Lo importante es saber en qué siglo vives y cómo va cambiando la sociedad y el mundo, porque no se puede estar ajeno a eso.
¿Hay que ser un poco poeta para ser flamenco?
Sí, sin duda... el flamenco es algo que se nace con ello, se trae en la sangre... hay que ser un poco poeta, sí... aunque yo creo que los que nos dedicamos al flamenco somos gente anormal... poco normales, vamos, que vemos las cosas distintas... es algo muy especial... algo que tienes que agradecer, haber nacido con esa suerte de ser cantaor de flamenco.
Usted que ha aflamencado a Aute, Manu Chao, Pablo Milanés, ¿cree que todo todo cabe en el flamenco?
No, no todo cabe, hay temas que te llegan, que te llenan, que dicen cosas y entonces sí; me interesa decir cosas, sabiendo que cantar no es gritar, sino decir algo, y explicarle a la gente qué ha ocurrido en esta sociedad, en nuestro mundo.
¿Es un motor de cambio la música?
Sí, ojalá a todo el mundo le gustase la música, sería una manera de que esta sociedad cambiara, de que tuviera más sensabilidad, más sentimiento y mejor corazón.
Cuando escucha una canción que le emociona, ¿le estremece por la letra, por el ritmo, por la melodía, por la voz?
El mensaje es muy importante, pero también el soniquete... supongo que es todo en conjunto.
Después de esta antología, siente usted que tiene que volver al origen. ¿Es más auténtico el flamenco desnudo, de voz y guitarra?
Desde hace cierto tiempo estamos haciendo mucho mestizaje, mucha cultura de fusiones, que está divinamente (lo que esté bien hecho), pero hay músicas que en vez de fusión son infusión de manzanilla, eso no... es que a veces nos equivocamos y en vez de fusión cometemos equivocación. Equivocamos a la gente. Lo que está bien hecho engrandece el flamenco y la música en general; pero creo que en este momento, al menos para mí, lo interesante, lo más rupturista, es volver a los orígenes del flamenco. Antonio Mairena hizo una antología de flamenco, un trabajo maravilloso, pero desde entonces no se ha vuelto a hacer algo parecido, y creo que es importante hacerla para el futuro, para que los futuros cantantes y los amantes del flamenco tengan dónde ir a aprender la raíz.
Decía Carmen Linares que a cualquier cosa le llaman hoy en día flamenco...
Sí, ya te he comentado que hay mucha confusión... se ha abusado mucho en el marketing de llamar flamenco no sé qué, flamenco no sé cuánto, flamenquito... a mí nunca me ha caído un flamenco... Hay un flamenco y hay que hacerlo bien y punto.
La pureza del cante ¿tiene que ver más con la honestidad del cantante?
Por supuesto, el intérprete es el que de verdad hace el cante grande, puro, si lo hace con corazón. El cante grande (seguiriya y la soleá) o el canto chico (bulería y fandango) lo hace el intérprete, es decir, que tampoco soy un purista. Porque si un tipo canta una seguiriya muy mal, ¿dónde está la grandeza?
En este tiempo, más de cuarenta años, ¿cuál ha sido el gran cambio en lo profesional?
Los propios años, viajar por el mundo, conocer otras culturas...llega un momento, con cierta edad, en el que tiendes a estar más asentado, a tener los pies en el suelo, con la cabeza con menos pajaros... y quieres ser tú. Hacer lo que te da la real gana: si te apetece hacer una versión y llevarla al flamenco, adelante, siempre que se haga dignamente; ya me da igual lo que diga el purista, no sé ni me importa dónde está el lado puro ni el impuro...
¿Qué es lo más bonito y lo más duro de esta profesión?
Nosotros siempre estamos en el aire, no tenemos una nómina fija, hay épocas de trabajo y épocas en las que no trabajamos, eso no es fácil, pero me siento un ser privilegado por hacer lo que hago, hacer feliz a la gente y a mí mismo, porque, en esta época de mi vida, lo que hago es disfrutar cada vez que salgo a un escenario, muchísimo, y si además disfruta la gente que viene a verme, pues ¡Viva la Pepa! Como dijeron en Cádiz.
¿Hay públicos más agradecidos que otros?
Creo que el flamenco no es patrimonio del sur, sino del mundo; dicho esto, me asombra el público del norte de España, la tención con la que escuchan, le tengo una admiración especial.
¿Tenía razón Camarón cuando cantaba aquello de que “el flamenco es una pena”?
No, el flamenco no es pena... el flamenco es una tragirabia, tiene su dulzura, su rabia, su alegría, su pena... es lo más grande que ha dado la historia de España.
Si no se hubiera dedicado a cantar, ¿qué hubiera hecho?
¡Seguir cantando! No sé hacer otra cosa en la vida.